Algunas personas en nuestro país objetan el uso de la palabra nacional para referirse a las cosas de aquí o que nos representan fuera de aquí. Para ellos, su «nación» es Estados Unidos, por lo que ese término solo se puede usar en relación con ese otro país.
La confusión existencial que los lleva a renegar de su origen se extiende a este contexto lingüístico. Ocurre que esta gente solo reconoce el concepto «nación» en el ámbito político, pero no en el original y más auténtico, que es el sociológico. Aunque no somos un país soberano -- por lo que no somos nación como Estado -- sí somos una nación en sentido cultural, con personalidad propia y definida, que nos distingue de los demás pueblos de este mundo.
Solo los descastados y desnaturalizados de esta tierra niegan lo que el orden natural y la mano humana de ilustres compatriotas dispusieron hace siglos.
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