Se ha vuelto a producir el «olvido» de un infante en un carro, con consecuencias fatales. Desde 2005, con pasmosa frecuencia, y siguiendo un patrón que parece sacado de un libreto, un padre o madre «distraído» va a su trabajo, horas después recuerda que dejó a su criatura en el asiento trasero, en vez de llevarlo al cuido, y lo encuentra muerto por asfixia. El «libreto» continúa con las disculpas de gente solidaria, y un juicio en que puede salir no culpable o culpable pero favorecido por una sentencia suspendida.
No se acaba de entender que el descuido que causa la muerte de otro ser humano es una negligencia criminal, que no puede ni debe quedar impune. Hasta que se condene a varios años de reclusión carcelaria a un padre o madre por hechos como éstos, seguirá la «distracción», en detrimento de criaturas indefensas cuyas vidas decimos valorar y proteger.
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