Mientras acá en la Asamblea Legislativa se forzó la renuncia de un representante, en el Congreso de Estados Unidos se ha censurado a otro. Lo que es de destacar en este último caso es el debate que se ha generado acerca de si procedía esta sanción o si debió ser objeto de una reprimenda. Francamente, esa discusión denigra la institución. Charles Rangel ocultó del fisco ingresos montantes a $500,000 y aprovechó su cargo para favorecer unas entidades particulares, mientras presidía la Comisión de Medios y Arbitrios. Algunos colegas suyos han adoptado una actitud legalista en un asunto eminentemente ético. Ese enfoque equivocado los ha llevado a citar precedentes y a entrar en disquisiciones abogadiles.
Pero, es el propio Derecho el que siempre ha reconocido que las normas éticas son más exigentes que las estrictamente jurídicas. En lo ético no hay que probar las cosas «más allá de duda razonable» ni se aplican otros tecnicismos legales. Lo impropio o la mera apariencia de lo impropio es condenable. Rangel - que no se ha mostrado contrito en lo más mínimo - debió ser expulsado.
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