viernes, 4 de diciembre de 2009

Lo obvio no se explica.

Con frecuencia, denuncio en este espacio el uso de pleonasmos, es decir, expresiones que contienen elementos innecesarios o redundantes. Hoy, la prensa nos regala uno: «Niños con botín robado». Es claro que no se trata del calzado - pues diría botines - ni de los despojos de la guerra o la piratería, como la archifamosa venta del «botín del corsario» de Clubman, pero sí de lo que produce un robo o cualquier otra operación ilícita de apropiación de bienes ajenos.

Insisto en que, si conocemos bien el significado de las palabras, no hace falta complementarlas para explicar lo que ya se sabe.

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