Insisto, machaconamente, en que las palabras, aunque sinónimas o con cierto significado, no se pueden usar indistintamente, sin fijarnos en sus acepciones. Dice el periódico: «Arrecia la vigilancia en Loíza». Si bien «arreciar» significa cobrar fuerza o intensidad, lo cierto es que se usa para referirse a fenómenos o situaciones negativas. Por eso se habla de que «arrecia» una epidemia o una tormenta.
En este caso, aumenta o se intensifica la vigilancia porque arrecia la delincuencia en ese municipio.
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