jueves, 10 de diciembre de 2009

Haciéndose el loco

Está en controversia la procesabilidad del imputado de haber asesinado al joven homosexual. De lo que se publica, el individuo parece haber ofrecido bastante información sobre el crimen, pero el siquiatra que lo entrevistó por espacio de media hora tiene dudas sobre si el sujeto está en condiciones de entender lo que le ocurre ahora y colaborar con su defensa, criterios básicos para determinar que está procesable.

Me parece que se hace bien en seguirlo evaluando siquiátricamente, pues la sospecha de que está fingiendo no es descabellada. Aunque haya contradicciones o discrepancias en las declaraciones prestadas por él, - cosa nada rara en las narraciones de autores o testigos relacionadas con hechos delictivos - si lo que ha dicho es sustancialemnte cierto y ello puede ser corroborado, demuestra tener suficiente capacidad para ser procesado.

1 comentario:

Roberto Ariel Fernández dijo...

La siquiatría es una disciplina de dudosa solidez empírica, sobre todo cuando descansa en las narraciones del paciente. En Puerto Rico, la llamada siquiatría forense se practica de forma escandalosa.
En los casos civiles, se usan los siquiatras como expertos de los demandantes que reclaman angustias mentales. Con una o dos entrevistas al demandante, concluyen que éste padece de una depresión severa, causada por su despido o las acciones de los demandados. Esa conclusión no es confiable si en lo único que se basa es en esas entrevistas. A ello hay que añadirle que el demandante le paga a ese siquiatra, precisamente para que concluya eso. Así es un mamey.