El sentido figurado en el lenguaje es un recurso muy útil para la comunicación, trasmitiendo contenido de manera amena y concisa. Pero, hay que saberlo usar, pues, una vez se escoge una metáfora o un símil, debemos ser consecuentes y no mezclarlo con otro elemento dispar.
Hoy, en la noticia sobre la tendencia creciente del consumidor a comprar pequeñas cantidades de comestibles, un mayorista dice que ello es «una bombillita que se prendió y va a seguir creciendo.» Evidentemente, este hombre cree que las bombillas «crecen.» Lo de la bombilla lo entendemos como una señal de alerta acerca de una situación negativa. Pero, escogida esa forma de referirse al asunto, hay que decir que habrá que hacerle caso o pronto estaremos «más iluminados que un árbol de Navidad», por ejemplo. Si quería dar énfasis a lo del aumento o «crecimiento» de la tendencia, pudo haber dicho que «crece como el malojillo.»
Realmente, lo que «crece como el malojillo» son los disparates en nuestro país.
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