Hay expresiones públicas de colegas abogados que no se pueden tomar en serio. Pongamos por caso la de uno de los defensores de la condenada - en más de un sentido - banquera hipotecaria, ante la denegatoria del tribunal de la solicitud para que ella salga de viaje a un destino indeterminado fuera de Puerto Rico. Calificarla de «no esperada» me parece una broma o una forma de insinuar solapadamente una arbitrariedad o un capricho de la juez.
Pero, él tenía que anticipar que, dados los hechos de este caso y la indignación pública que han provocado, amén de la etapa procesal en la que se encuentra - pendiente de sentencia - y la indefinición de la solicitud de viaje, ésta no iba a tener acogida en el tribunal. La mera solicitud demuestra, una vez más, la callosidad moral de la banquera, cosa que su abogado no debió avalar.
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