Hay planteamientos de derecho descabellados, que no dejan de ser ingeniosos. En el estado de Washington, una señora, molesta porque su vecino se había quejado a las autoridades por unas aves de corral de ella, a las seis de la mañana, estacionó su vehículo frente a la casa de él y le pegó la bocina durante diez minutos. Luego de ser denunciada, volvió para una segunda tanda del bocinazo.
En el juicio, alegó que los bocinazos eran un ejercicio de «libre expresión.» Afortunadamente, el juez le puso un «PARE» a la doñita.
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