En la guerra sin cuartel que libra el sector comercial grande contra la Ley de Cierre, éste acaba de perder una batalla importante. La asqueante avaricia que los impulsa a proponer una apertura sin límites a paga sencilla para los empleados le ha rebotado en la cara. La pretensión de estos «dueños de Puerto Rico» es tan descarada que ni sus lacayos legislativos la han podido llevar a cabo.
La dificultad para enmendar este estatuto demuestra que, en el fondo, hay un reconocimiento implícito de que hace falta una protección a los trabajadores en el sector comercial, ante conocidas prácticas patronales inhumanas e injustas, que se recrudecen en esta coyuntura de crisis laboral.
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