De lo poco que se publica sobre los «condenados» cinco minutos de reflexión en las escuelas públicas del país, parece que la cosa es peor que lo que se pensaba. Aparentemente, esta medida - hecha para complacer a los «comesantos» boricuas - apareja sanciones para los niños que no quieran participar en ese ejercicio espiritual. Así se infiere de la derrota de la enmienda propuesta por el senador Tirado para prohibir dicha práctica.
La frágil democracia puertorriqueña va quedando suplantada con una «teocracia» con fuerte influencia de la derecha republicana de Estados Unidos. Quienes piensan que hacen la voluntad divina suelen ser intolerantes con el libre albedrío de los demás. Por eso, ahora hay que reflexionar...a las buenas o a las malas, algo que, ciertamente, amerita mucho más que cinco minutos de reflexión.
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