Nepotismo es una «mala palabra» muy vieja pero de perenne actualidad en la administración pública en todo el planeta. El Diccionario de la RAE nos dice que procede del italiano nepote, que significa «pariente y privado del Papa». No digamos más.
Este favoritismo familiar en el servicio público es casi consustancial al ejercicio del poder político, dificilísimo de erradicar, con casos muy chocantes y notorios. A veces se piensa que es cosa tercermundista, hasta que uno recuerda el caso del mítico JFK, quien nombró Attorney General a su no menos mítico hermano RFK.
En fin que, cuando en la democracia par excellence se da una desfachatez como ésa, y todo el mundo la aplaude y luego la llora, cuando se consuma la venganza kármica de Marilyn, qué queda para los meros mortales en el resto del mundo: nombrar a parientes y dolientes para aprovechar su cuarto de hora en el poder.
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