El Tribunal Supremo de Puerto Rico acaba de desaforar a una abogada por presentar una demanda frívola por impericia médica. Dicho así sería causa de celebración de los médicos -- casi todos -- que aseguran que casi todas las demandas por impericia profesional son «frívolas». Pero, el caso es distinto. Lo que ocurrió es que la abogada ocultó reiteradamente al tribunal que tenía dos informes periciales que exculpaban al doctor demandado. Por lo tanto, indujo a error al tribunal y prolongó un pleito que no tenía méritos. Esa es la verdadera causa de su desaforo.
La distinción es importante. No se trata de que, visto el caso en sus méritos -- es decir, luego de examinada la prueba -- se concluyera que la demanda era frívola, sino que la abogada de la demandante engañó al tribunal ocultando prueba importante. El desaforo hubiera procedido igualmente, si la abogada hubiera ocultado alguna otra prueba fundamental. A los tribunales no se les puede mentir mediante fraude o inducirlos a error ocultando la verdad.
Aclarado el expediente.
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