Los que se han rasgado las vestiduras porque se admitan los anónimos como fuente para iniciar investigaciones acaban de tener una respuesta contundente y elocuente. El destape del esquema en la Autoridad de Energía Eléctrica tuvo su raíz en una comunicación anónima al Director Ejecutivo, quien hizo lo sensato: dar parte a las autoridades pertinentes.
Lo cierto es que, a menos que se trate de algo que, de su faz, sea descabellado, las denuncias hay que investigarlas, aunque no vengan revestidas de las tradicionales «garantías circunstanciales de confiabilidad» ni de las formalidades usuales del derecho de la prueba. A poco que se realice la investigación, ya se irá viendo la verdad. Lo que no puede hacerse, por supuesto, es tomar una acción que afecte a otra persona de manera significativa a base meramente de un anónimo. Pero, no se puede descartar de plano una denuncia solo porque se haga anónimamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario