El Secretario de Justicia dice que acatará la decisión del Tribunal de Apelaciones para el Primer Circuito, en Boston, sobre el matrimonio homosexual. ¡Como si tuviera otra opción! Claro que podría ir al Tribunal Supremo de Estados Unidos, pero, si ese foro se ha negado a ver el caso llevado hace poco por 32 estados, no va a ver un caso llevado por el territorio de Puerto Rico. César Miranda está apostando a que Boston revoque a San Juan, y entonces le pueda decir al Gobernador que, independientemente de sus criterios personales -- el suyo y el del Gobernador -- , ese es el estado de derecho, y hay que aplicarlo.
Es cosa bien sabida que, en cuestión de derechos fundamentales -- qué puede serlo más que el derecho a aparejarse con la bendición del Estado -- la norma jurídica la dicta el Tribunal Supremo de Estados Unidos, para esa nación y para esta que le pertenece. Por lo tanto, importa poco lo que crean los tres poderes «constitucionales» de este país, La última palabra la tienen los amos del Norte.
Todo lo demás son patéticos disimulos de funcionarios abochornados por su rol sumiso.
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