Hace tiempo que observo la práctica de ciertos establecimientos comerciales -- entre ellos los de comida rápida -- de anunciar ciertos productos con el término en inglés. Si bien se trata de cadenas de Estados Unidos, hay comidas o ingredientes que tienen su nombre en español, por lo cual resulta innecesario recurrir al inglés para nombrarlos. Hoy, a página completa del periódico, se anuncia una omelette para el desayuno en un establecimiento que vende pollo frito con nombre de iglesia. No entiendo el «sacrilegio», pues todos sabemos lo que es una tortilla. (Por si acaso, la tienen hasta retratada a todo color.)
Si seguimos así, habrá toda una generación que crecerá desconociendo cómo se nombran en español las cosas más cotidianas y sencillas de nuestro entorno.
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