Las constituciones, cuando están bien hechas, no necesitan ser cambiadas o enmendadas con frecuencia. Algo anda mal en una sociedad cuando a cada rato se adopta una nueva constitución o se la enmienda con frecuencia La nuestra, aunque no es una verdadera -- pues no fue adoptada como parte de un ejercicio de soberanía -- está bastante bien hecha, y no necesita que la traqueteen mucho.
Pero, la ignorancia es atrevida, y actualmente hay casi una docena de propuestas para enmendar la Constitución, algunas de ellas claramente inmeritorias, no porque carezcan de importancia, sino porque no tienen la categoría para figurar en un documento de esta índole. Por ejemplo, elevar las procuradurías para las mujeres, los ancianos o los impedidos a rango constitucional es una desubicación jurídica. Tampoco se justifica convertir la educación preprimaria y postsecundaria en un derecho constitucional.
En fin, hace falta cultura cívica y jurídica para entender el rol de la Constitución y la forma apropiada de actualizarla, acorde con las necesidades de la sociedad.
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