En el barrio humilde en que nací y me crié, crecí oyendo que la gente hablaba de ventosidad, con alguna discreción. Como el nivel cultural del vecindario era más bien bajo, supuse que se trataba de uno de esos términos inventados por el ingenio popular.
Pues, mire usted que no. La palabra existe, y tiene abolengo, aunque no tan distinguido como el de su sinónimo flatulencia. Para los que aun no lo comprenden, el Diccionario de la RAE la define así: «Conjunto de gases intestinales encerrados o comprimidos en el cuerpo, especialmente cuando se expelen».
¿Entendido?
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