El arresto del presunto asesino del policía pone de manifiesto una vez más el papel secundario y subordinado al que ha quedado relegada la Policía de Puerto Rico, al anunciarse, desde ya, que el sujeto queda a disposición de los federales. Es decir que nuestros policías no pasan de ser unos muchachos de mandados del FBI y la Fiscalía federal, haciéndoles el trabajo sucio. Claro, todo esto se cubre, diciendo que hay «acuerdos de colaboración» entre las autoridades de Puerto Rico y las del gobierno federal.
Pero, todos sabemos que esa colaboración es de un solo lado. Como el famoso «pacto» del ELA y su secuela de dos banderas, dos himnos, y todo lo «común»: el mercado, la defensa, etc.
1 comentario:
Opino igual.
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