No me canso de insistir en que hay que tener mucho cuidado cuando se traduce una cita o un texto del inglés, sobre todo con las expresiones idiomáticas o coloquiales. El periódico reproduce una cita del senador Byrd, en la que se dice: «Dejemos de gritar y citar nombres, y mantengamos un debate civilizado sobre la reforma al sistema de salud...» Los que sabemos un chispito de inglés nos damos cuenta de que esto es una horrenda traducción de name calling, es decir, «insultar» o, como decían en mi barrio: «ponerle malos nombres».
Hace muy mal el periódico, al publicar estos engendros que contribuyen a deformar el habla y la escritura de nuestra gente.
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