Hace poco, uno de esos pastores evangélicos que tienen más de comerciantes que otra cosa dijo en vista pública legislativa sobre los subsidios gubernamentales para el pago de la energía eléctrica -- incluido el de las iglesias -- que se trataba de una cosa «diabólica». En el momento, se lo achaqué a esa obsesión con Satanás que padecen muchos de los creyentes de ciertas denominaciones religiosas.
Pues, resulta que el predicador no estaba del todo equivocado. Sucede que la palabra también significa «enrevesado, muy difícil», algo que describe todo lo relacionado con el funcionamiento de la Autoridad de Energía Eléctrica, incluida su factura, la cual, para entenderla, como solía decirse, «se necesita Dios y su ayuda»...
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