lunes, 29 de marzo de 2010

Sin derecho a equivocarse

¿Derecho «a» o derecho «de»?  He ahí la pregunta que nos hacemos los abogados y el resto de los mortales.  La solución  de este enigma lingüístico radica en algo muy sencillo: el uso del artículo.  Se dice «tengo derecho a dirigirme a la asamblea», pero se dice «me quieren coartar el derecho de dirigirme a la asamblea».  De ahí que se diga «tengo derecho a ser feliz» y se hable de «el derecho de nacer».

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