viernes, 19 de marzo de 2010

Estoy «impactado».

En su defensa ante unas imputaciones publicadas en la prensa, una empresa que ofrece cursos remediativos y tutorías para mejorar el aprovechamiento académico de estudiantes de escuelas públicas manifiesta: «Nuestros servicios sólo pueden impactar a los estudiantes que atendemos.» Más adelante «reinciden»: «Estamos muy orgullosos del trabajo de nuestro personal y del impacto que hemos tenido en los estudiantes que atendemos.»

Estos «educadores» no se dan cuenta que el concepto de «impacto» supone, en primera instancia, un golpe físico y, por extensión un efecto adverso o negativo de alguna manera. Por lo tanto, si se habla de ayudar a unos estudiantes a mejorar su desempeño escolar - algo eminentemente positivo - no debe usarse el término «impacto», por su connotación negativa.

1 comentario:

Jaime Riera Seivane dijo...

Alberto:

Me imagino que el genio de esa publicidad habrá leído a Hobbes que nos decía que el conocimiento surgía por el impacto de los cuerpos. A lo mejor, en su interpretación simplista, quiere decir que hay que "impactar" a esos estudiantes fracasados con los libros por la cabeza.

No sé, ya el periódico de aquí no lo leo por la sartá de imbecilidades que dicen y como escriben. Prefiero leer los de otros países, que cometen sus errores pero a menor escala, y tus comentarios. Tampoco escucho tanto la radio, porque para escuchar prensa amarilla, prefiero la inglesa que es experta en eso.