El lío de la empresaria hipotecaria se sigue complicando. Aceptando como«cierto» que los documentos destruidos eran «antiguos» - como alega su abogado - luce muy raro que se haya dispuesto de ellos enviándolos al vertedero y, sobre todo, que hayan sido tirados a un río de Guaynabo. Uno supone que hay otras formas de disponer de documentos oficiales y profesionales....a menos que uno tenga algo de prisa por salir de ellos. Lo menos que se puede decir es que la empresaria, tan dada a las causas nobles, no tiene conciencia ambiental, al incurrir en esta forma de contaminar un cuerpo de agua.
«Huele, y no es a ámbar.»
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