lunes, 9 de junio de 2014

[Demasiados] años de soledad

Los problemas penitenciarios son agudos y generales, con algunas excepciones en países del norte de Europa. El tercermundismo tiene su vertiente carcelaria, muy bien difundida por la realidad documentada y en la ficción. Pero, esas imágenes muchas veces nos hacen olvidar que en el primer mundo las cosas no son nada admirables en este contexto.

Pongamos por caso a Estados Unidos, país que reclama ser modelo a seguir en todos los ámbitos. Su problema de hacinamiento carcelario es extremo, como resultado de una criminalidad rampante. En ocasiones ha dado lugar a excarcelaciones masivas surrepticias, para aliviar la «olla de presión» de sus penales. Mas, otras condiciones dan lugar a pleitos continuos a favor de los confinados.

El uso abusivo del confinamiento solitario es uno de esos asuntos que no han sido atendidos de la forma esclarecida que uno le supone a los americanos a base de su propaganda. Claro, que en un país cuyo Tribunal Supremo sostiene que la pena de muerte no es «castigo cruel e inusitado» no se puede esperar mucho en términos humanitarios en el escenario de las cárceles.

Por eso, no nos puede sorprender que en Colorado se haya tenido que legislar para limitar el uso del confinamiento solitario en casos de dementes a los que encerraban y botaban la llave. Hasta la ONU tuvo que denunciar el hecho de que Louisiana ha mantenido a un preso 40 años en solitaria. Supongo que por eso a los americanos les pareció poco los diez años en solitaria de Oscar López Rivera, dentro de los 32 de su condena.

Ahí tienen los que se rasgan las vestiduras -- sobre todo las togas judiciales que visten o una vez vistieron -- por lo que ocurre en Cuba o Venezuela, y no se atreven a criticar abiertamente estas barbaridades. Pregunto: ¿Qué les enseñaron en el National Judicial College -- ese «oráculo de Delfos» -- sobre estos asuntos? ¿Qué ha dicho el National Center for State Courts al respecto?

La judicatura de Estados Unidos está impugnada por sus propios actos, y no debe ser admirada tontamente ni en esta colonia ni en ninguna otra parte.

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