viernes, 13 de noviembre de 2009

«...que 18 años no es nada...»

El mejor argumento contra la pena de muerte se acaba de repetir en Nueva York. Luego de casi 18 años de una condena por asesinato, se ha exonerado a un tal Fernando Bermúdez. Cinco testigos que una vez lo identificaron como el asesino, se retractaron y admitieron la falsedad. Una vez más, queda demostrado que la prueba testifical directa no es infalible, como parece pensar la mayor parte de la gente.

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