La controversia en el Ateneo Puertorriqueño ha tomado un nuevo giro, no solamente porque ha llegado a los tribunales, sino porque el nuevo Presidente -- uno de los demandados -- es esposo de la Jueza Presidenta del Tribunal Supremo de Puerto Rico, lo cual, quiérase que no, plantea una situación delicada para el juez de primera instancia que atiende el caso.
Sobre todo porque uno se tiene que preguntar si los actos del doctor Galib en la forma en que se han llevado a cabo -- una reunión a las 12:01 de la madrugada -- y con el lenguaje un tanto jurídico -- << esta decisión es inapelable >> han contado con el asesoramiento de su esposa, pues hay en todo ello un trasunto de legalismo de origen de mesa y tálamo, en este caso.
Habrá que ver cómo termina este desaguisado, pero me parece que el doctor debió quedarse al margen de un asunto como este, para no dar ni la mera apariencia de que su esposa, como cabeza del Poder Judicial, tuviera algo que ver con su dilucidación en el tribunal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario