domingo, 3 de mayo de 2015

De comisarios y vigilantes

En estos días se han publicado dos noticias aparentemente inconexas, pero que explican mucho de lo que se vive en Estados Unidos en Ferguson, Baltimore y otras localidades. La primera de ellas contaba la historia del dueño de un taller de mecánica que, de manera muy desafiante, le anunciaba al mundo que no atendería clientes que fueran abiertamente homosexuales, y por el contrario, daría un descuento a los dueños de armas de fuego. La segunda es la del tejano que ofrece como bono de compra de sus camionetas un arma de fuego. Como puede ver cualquier persona de buena voluntad, ambos individuos apelan de manera consciente a la glorificación de las armas de fuego y a una actitud beligerante que le es consustancial, sobre todo en un país que vive un imaginario de pistoleros que todo lo resuelven a tiros, como los comisarios de antaño, que, más que aplicar la ley, aplicaban la << ley del revólver >>.

Hacer parte de transacciones comerciales que nada tienen que ver con ello las armas de fuego, sobre todo en este momento, es una burla al dolor de las víctimas y de sus familiares, así como una provocación de más violencia por parte de gente que, desquiciadamente, cree tener no sólo un derecho constitucional a las armas, sino casi un << derecho divino >> a ellas.

Desengáñense quienes crean que ese país va tomar otro rumbo en este asunto. Pueden registrarse 52 masacres al año -- ya se va en camino a eso -- y esa mayoría ciudadana no moverá un dedo para cambiar las cosas. La matanza de negros a manos de la policía o de ciudadanos particulares continuará, tan seguramente como la salida del sol. Para los americanos, vale más conservar intocable su sacrosanta Segunda Enmienda a la Constitución federal, que todos los muertos que hipócritamente lloran todos los meses.

No hay comentarios: