Así no se hace patria. El exombudsman Carlos López ha recibido una sentencia nada ejemplarizante por conducir en estado de embriaguez; más no una embriaguez cualquiera, sino de .19 de alcohol en la sangre, más del doble del .08 permitido por ley. El hombre, cuyos líos con la justicia son peores, fue sentenciado a pagar una multita de $300, más una especial de $100. Pero, la de $300 es la mínima, pudiendo haberse sancionado con la máxima de $500. ¡Tanta amabilidad me confunde!
Y más me confunden otras condiciones impuestas a López. Por ejemplo, a pesar de suspender su licencia de conductor por 30 días -- así lo dispone la ley -- se le da una provisional para que pueda manejar para acudir a << citas médicas >> en un periodo de 12 horas, de lunes a viernes y cinco horas los sábados. No conforme con eso, el tribunal le permite guiar su vehículo para << ir a la iglesia >> en un periodo de cinco horas los domingos.
En fin, el hombre anda suelto por ahí como si nada hubiera pasado. Cierto es que la ley resulta muy permisiva en su esquema de sanciones, pero la flojera judicial la hace peor, como puede verse.
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