martes, 12 de mayo de 2015

A ninguna hora

El descuido en el decir y en la escritura se da en todas partes. En estos días, camino por Santiago de Compostela, donde me alojo en un hotel muy elegante y bien puesto. Lo que está mal puesto es un letrero en la habitación que le recuerda al huésped que la hora de salida al final de su estadía es las 12 a.m. Como se sabe, no hay tal cosa. O se trata de la medianoche o el mediodía. En este caso, obviamente, es lo segundo, pues en ninguna parte del mundo civilizado se pretende que uno abandone la habitación a la medianoche.

Como he dicho tantas veces antes,  al redactar hay que cuidarse de incurrir en errores de lógica sencilla, evitables con una lectura razonada.

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