El acoso oficial al que se somete a una estudiante puertorriqueña en Maryland por ella negarse a participar del Pledge of Allegiance demuestra no solo la intolerancia de esos funcionarios, sino su desconocimiento del estado de derecho al respecto o, lo que es peor, su abierto menosprecio. Es la propia jurisprudencia americana, amén de la ley del estado, lo que consagra el derecho de ella a expresar su protesta, en este caso, por la situación colonial de Puerto Rico. Aunque no sea una posición simpática para las autoridades escolares, están obligados a respetarla.
Bien vista, ésta podría ser una magnífica oportunidad para educar a esos alumnos de décimo grado sobre la situación política de nuestro país en relación al suyo. Para que aprendan de la condición bochornosa a la que nos tienen sometidos tras 113 años. Para que se den cuenta de que, contrario a lo que dice eso que recitan cada mañana antes de comenzar sus clases, no es cierto que haya "liberty and justice for all."
No hay comentarios:
Publicar un comentario