El juez Fusté ha vuelto a revolcar el avispero. Como sabemos, ese magistrado del Tribunal de Estados Unidos en Puerto Rico es muy dado a expresarse de manera controvertible y, a veces, destemplada, acerca de variedad de temas jurídicos. Esta vez lo ha hecho para comunicar su irritación con la insistencia de la Fiscalía Federal en pedir la pena de muerte en Puerto Rico, a pesar del rechazo reiterado de los jurados a imponer ese castigo. Ha dicho que la pena capital es una forma «loca, loca, loca» de tratar los casos de asesinato.
Aunque no me queda del todo claro el fundamento y la sinceridad del señalamiento de Fusté, convengo con éste. No obstante, también estoy de acuerdo con los colegas que apuntan que resulta impropio el comentario público por parte del juez. Es de conocimiento general que los jueces deben ser muy cuidadosos en sus manifestaciones, para evitar dar la impresión de que actúan por «pasión, prejuicio y parcialidad».
Evidentemente, Fusté no se siente obligado por esas disposiciones del Código de Ética Judicial, y prefiere hablar de una forma «loca, loca, loca».
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