Me parece que al tribunal se le ha pasado la mejor oportunidad para sentenciar adecuadamente al «roba panties» boricua. En vez de enviarlo a tratamiento sicológico en un Hogar CREA, lo que había que hacer era buscarle un empleo en la sección de ropa interior femenina de cualquier tienda por departamentos. Allí, rodeado de pantaletas de todas clases y colores, todos los días, el hombre no tendría razón alguna para querer llevárselas para su casa, pues, incluso, las podría comprar a descuento de empleado.
¡Hombre, si lo que hace falta es un poquito de creatividad judicial!
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