sábado, 5 de septiembre de 2009

Re...tin..tín

He leído la opinión del Tribunal Supremo de Puerto Rico en el caso del olfato canino que descubre el alijo de cocaína sin orden judicial previa. Discrepo de quienes, un tanto histéricamente, ven en ello el fin de la civilización boricua. La propia opinión se ocupa de puntualizar que el dictamen no debe tomarse como un aval indiscriminado a incursiones policiacas de este tenor. No se trata, pues, de que, de ahora en adelante, la Policía va a andar por ahí con perros para que huelan todos los bultos o las maletas que encuentren en su camino. La realidad es que, en estos casos, invariablemente, se trata de gente que, efectivamente, lleva droga consigo.

Los abogados no debemos tergiversar o interpretar tendenciosamente una decisión judicial, sólo porque tengamos diferencias ideológicas o político partidistas con los jueces que las emiten o quien los nombró.

1 comentario:

Asdop dijo...

Saludos!

Entiendo, que ciertamente la medida facilitará el proceso de registro. Pero esto solo será positivo sobre quienes se sabe que poseen la droga. No obstante, para el ciudadano común y corriente, el que no posee más protección que evitar, tanto al maleante como al policía corrupto, se trata de un asunto de preocupación. Pasarán muchas décadas en que el puertorriqueño, pueda creer en la utopía policiaca. Parece que la verticalidad del cuerpo de policías, estará altamente comprometida por los siguientes años, en la medida que no existe un perfil de selección, adiestramientos y recursos comprometidos al organismo a tales fines.

Entiendo que crear medidas sensibles a la realidad criminal del contexto histórico es asertivo. Pero sería una falla, crear medidas inconcientes a la capacidad del organismo que esta llamado a ponerlas en práctica.