Resulta algo extraño que la monja católica que alega haber sido violada en India comparezca a la televisión a denunciar el hecho y la indiferencia oficial al respecto, pero se niegue a contestar preguntas de la prensa. Obviamente, la monja no es de clausura ni ha hecho votos de silencio, así que ¿por qué no contestar un interrogatorio periodístico? Sé que las monjas y los curas sienten que son seres especiales, pero en las cosas del César son como cualquier hijo de vecino.
Quizá sea que la hermana Mina aplica la "nueva regla jurídica" anunciada ayer por Angel Cintrón en su defensa de la "hermana" Vela: pedir detalles sería desconfiar de una abogada con 23 años de experiencia, incluida la de ser redactora de preguntas para la reválida de la abogacía. O sea, nada menos que un "sacrilegio." Así que a Mina y a Lucé hay que creerles por fe.
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