sábado, 4 de octubre de 2008

Dime a quién admiras...

Tengamos cuidado con lo que postulamos como admirable y emulable en el desempeño profesional. Una vasta cultura jurídica o sobre algunos aspectos del Derecho es, de suyo, positivo, claro está. También lo es poseer grandes destrezas de litigación. Pero, ver al adversario como un enemigo al que hay que aniquilar a toda costa o utilizar tácticas cuestionables para adelantar la causa que se defiende no lo es. Los abogados no estamos para "intimidar" a jueces ni a otros abogados. Esa es la mentalidad de que se nos contrata como "gatilleros", algo totalmente reñido con la ética personal y profesional.

Se puede tener mucho éxito económico y profesional actuando sin miramientos, con el triunfo como único norte. Decía un admirado profesor que ésos eran los "abogados de la vieja escuela", tratando con ello de inculcarnos los verdaderos valores de la abogacía. En su partida, no hubo primeras planas ni grandes panegíricos. Vive, sin embargo, en el recuerdo de los abogados de buena voluntad.

No hay comentarios: