Me parece que el Secretario de Justicia va a tener que repudiar públicamente las expresiones del fiscal Mercado en el caso de Molina y Romero Barceló. Fueron impropias desde todo punto de vista; no sólo por la xenofobia que destilan contra el acusado, sino por el culto a la personalidad de la víctima que también evidencian. Ninguna de las dos cosas tiene cabida en nuestros tribunales, como muy acertadamente sentenció el juez Bermúdez.
Si bien hay un margen amplio para argumentar en el salón de sesiones, y se admite cierto grado de pasión e hipérbole, el Ministerio Público, que representa al Pueblo, no puede apelar a fundamentos claramente improcedentes. El tribunal no es el cafetín de la esquina, donde nos podemos desahogar como nos dé la gana.
(De paso, creo que la otra mitad de los puertorriqueños le daría un puño a Romero Barceló.)
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