Sorprende -- quizá no tanto -- el mal manejo del lenguaje figurado, las metáforas y los símiles, por parte de, incluso, personas instruidas. Este es el caso del profesor de Administración Pública, que, consultado acerca de permitirle a la designada Secretaria de Salud continuar ejerciendo como anestesióloga, ha dicho: «Es importante que el crisol, que permite a la Dra. Ríus darle esta excepción...». (No me ocupo, por el momento, de la evidente mala sintaxis, pues debió decir «que permite darle a la Dra. Ríus esta excepción.) Lo que me interesa resaltar es el uso incorrecto de la voz «crisol».
Empecemos por señalar que «crisol» es el recipiente en el que se funde una materia a temperatura muy elevada. No obstante, en sentido figurado, se emplea para significar un proceso exigente y riguroso que pone a prueba a un individuo, con miras a juzgarlo apto para algo. Por lo tanto, no es el crisol lo que le permite al gobierno aceptar este nombramiento a medias, sino el criterio que se ha aplicado a esta situación. Lo que el profesor reclama es que se aplique el mismo criterio para juzgar otros nombramientos. Lo que sí sería correcto y apropiado decir es que la situación actual de la salud pública en el país es el crisol en el cual se probará el temple personal y profesional de la Dra. Ríus.
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