La American Civil Liberties Union --cuyas credenciales jurídicas, liberales y progresistas son harto conocidas -- ha emplazado a Obama y al Congreso para que le pongan un detente al desboque del FBI, post 11 de septiembre de 2001, en su espionaje y vigilancia en el plano doméstico.
Lo cierto es que el FBI -- que siempre ha hecho lo que le ha dado la gana desde el principio -- se ha tornado más desobediente de las libertades civiles y las protecciones constitucionales, interviniendo la comunicación ciudadana y accediendo a la información crediticia y financiera de la población general, sin autorización judicial y bajo el manto de una impenetrable secretividad.
Es este fascismo el que la ACLU le reclama al otrora profesor de Derecho Constitucional que mora en la Casa Blanca que le ponga fin.
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