sábado, 1 de mayo de 2010

Creatividad funeraria

En la anunciada investigación de la funeraria que ha celebrado dos velorios contrarios a la tradición, me parece advertir cierta intolerancia.  Tengo la impresión de que la preocupación con la salud pública es un subterfugio para intervenir con estas prácticas que podrían considerarse un tanto irrespetuosas o hasta «sacrílegas».  Por supuesto que hay que velar por que el servicio funerario se lleve a cabo con arreglo a las leyes y reglamentos aplicables, pero da la impresión de que aquí hay algo de envidia profesional, pues, ciertamente, lo que se ha hecho es muy novedoso, independientemente de su buen o mal gusto.  Otro factor que debe considerarse es si lo hecho se ha realizado para cumplir con la voluntad de los finados y de sus familiares.  Todo lo que no está prohibido está permitido.  Si algo no es ilegal, inmoral o contrario al orden público, eso dejaría lo de «las buenas costumbres» como único fundamento para rechazarlo.

Si no hay un verdadero problema de salud de por medio, se debe dejar al arbitrio de la gente usar ese método para velar a sus muertos.

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