Diez años es demasiado tiempo para que el Departamento de Educación haya hecho caso omiso de una obligación impuesta por ley, sobre todo cuando se trata de algo que redundará en un bien para nuestros niños y jóvenes, contribuyendo a su condición física y de salud ahora y en el futuro. Aun considerando que se tratara de un «deber discrecional» y no «ministerial» el impuesto por la ley, habría que catalogar esta tardanza mayúscula como un «abuso de discreción».
1 comentario:
Alberto:
Me leí la sentencia y la misma es correcta en su conclusión. Mi única crítica es que se dijo mucho para algo que se podría decir en cuatro páginas. Yo creo que cuando la ley es clara, no requiere de interpretaciones extensas ni de disquisiciones sobre recursos extraordinarios; es un mal de antaño. Si obviaron un detalle, que César Rey no era el Secretario de Educación cuando se fue al Apelativo y al Supremo, por lo que debieron de sustituir a la parte; solo para aclarar el "récord".
Kolthoff tiene una "A", conmigo, en ese caso.
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