Como siempre, lo que está por verse es si esas órdenes se cumplen cabalmente o se diluyen luego de un largo proceso litigioso y apelativo. Aunque de un tenor distinto - pues se trata de la Marina de guerra del imperio - ahí está el ejemplo de Vieques, donde la «limpieza» se ha hecho sal y agua, por la inercia y la falta de voluntad de las autoridades federales.
Así que una cosa es lo de jure y otra es lo de facto.
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