La ONU sigue poniendo su dedo en las llagas del derecho internacional y los derechos humanos en todo el mundo. Vuelve a señalar algo que sabemos: muchos países han aprovechado la «guerra contra el terrorismo» -- de suyo legítima -- para aprobar legislación y adoptar prácticas que violan los derechos constitucionales, civiles y humanos de individuos y organizaciones contestatarias de gobiernos y regímenes. Es así como se criminalizan la protesta y otros cuestionamientos de las políticas fascistoides que han implantado dichos gobiernos.
Es el caso irónico de que, en la lucha de «nosotros» contra «ellos», terminamos pareciéndonos a «ellos».
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