El emasculado Poder Judicial de Puerto Rico anuncia, como quien pone una pica en Flandes, la suspensión de funciones judiciales, pero no de sueldo, del juez César Mercado Santaella. Muy bien, pero muy tarde. Veamos.
Al infame juez le habían presentado una querella por conducta contraria a la ética en 2011. Nada pasó. En enero de 2015 la Comisión de Disciplina Judicial recomendó sacarlo del estrado. La Jueza Presidenta del Tribunal Supremo de Puerto Rico rechazó dicha recomendación No es hasta octubre de 2015 que, ante otra querella por faltas a la ética, se le suspende.
Los hechos de las fechorías de este juez son harto conocidos en el país. Su magnitud y naturaleza no dejan margen para la duda de si puede mantenerse como juez o siquiera como abogado en el ejercicio de la profesión. En este caso, la mera duda ofende, y la vacilación para proceder a destituirlo es inconcebible.
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