Las universidades en Estados Unidos son sitios muy peligrosos; así lo demuestra la racha reciente de matanzas y tiroteos, que viene a sumarse a las de hace varios años en otros centros de enseñanza a distintos niveles. Hay, por supuesto, otras clases de agresiones individuales, entre ellas las sexuales, que son una plaga muy mal atendida en el ambiente universitario.
En este contexto de inseguridad personal, resulta significativo el dictamen de un tribunal apelativo californiano que rechaza la tesis de que la institución educativa tenga el deber de proteger a los alumnos de actos de violencia de sus condiscípulos. En este caso, una joven fue agredida por un compañero de clase en un laboratorio de química en UCLA.
Aunque podría parecer injusto imponer responsabilidad a la universidad por algo así, ocurre que el agresor había presentado síntomas de esquizofrenia, algo que hacía previsible su comportamiento violento. No obstante lo anterior, el tribunal no acogió ese planteamiento de previsibilidad, que generalmente da lugar a la responsabilidad civil.
En fin, estudiar en Estados Unidos es peligroso.
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