A la CIA hace tiempo que le caen chinches por todas las pocasvergüenzas que ha hecho en los pasados casi 70 años; sobre todo las de épocas más recientes, que ya no pasan inadvertidas. Ahora, un grupo alemán defensor de los derechos humanos ha denunciado penalmente a una alta funcionaria de la Agencia, por la tortura durante cuatro meses de un ciudadano alemán de ascendencia árabe que confundieron con otro de nombre muy parecido. A la mujer se le conoce como «La reina de la tortura» entre los que saben de estas cosas.
Los alemanes han aprovechado las revelaciones del informe del Senado americano sobre la tortura practicada por sus servicios de inteligencia y fuerzas armadas, para meterle un dedo en un ojo a los americanos, que le han espiado a Merkel con gusto y ganas.
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