El artículo de opinión del Dr. Salvador Santiago Negrón, conocido psicólogo y profesional de la salud mental, me obliga a retomar el tema de las enmiendas al Código Penal. El Dr. Santiago «padece» de la misma condición que la inmensa mayoría de sus colegas, además de los psiquiatras, los trabajadores sociales y otros profesionales de «ayuda». Toda esa buena gente cree que la gente es buena pero víctima de las circunstancias -- especialmente, la crianza y el ambiente -- y que es cuestión de darle el «tratamiento» adecuado para que deje de delinquir. Los «profesionales de la conducta humana» quieren anotarse el triunfo de «curar» o «rehabilitar» a los delincuentes, mientras peores, mejor. Por eso, el buen doctor quiere un sistema penal menos punitivo, con reclusiones más cortas y medidas alternas al encarcelamiento.
Pero, todo eso puede estar muy bien para el que emite un cheque sin fondos, mas no para el que le tumba la cabeza a otro de un machetazo. Al primero lo podemos tratar de convencer con todas la terapias del mundo de que deje esa mala costumbre. Al segundo -- en palabras de mi padre -- hay que «guardarlo» mucho tiempo; quizá para siempre. Porque, cuando salga y haga lo mismo -- como ocurrió en el caso reciente -- habrá que ir a buscar al Dr. Santiago para que le dé terapia a los familiares de la segunda víctima.
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