Continuando con su claro menosprecio del derecho internacional y los derechos humanos, la República Dominicana se ha retirado de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, foro que, correctamente, le ha fallado en contra por sus atropellos a los haitianos y a los dominicanos de esa ascendencia. El Tribunal Constitucional de ese país ha traicionado su ministerio de hacer justicia, avalando los desafueros de los otros dos poderes del Estado dominicano en este asunto. La condena internacional ha sido unánime, pero R.D., temerariamente, persiste en un proceder que recuerda lo peor de la era de Trujillo. Como no tiene ni puede tener razón en Derecho -- mucho menos en Justicia -- como niño malcriado, se retira del foro que le pone el dedo en la llaga de la xenofobia y el racismo.
Con esta acción, esa Antilla continúa deshonrando el legado de Eugenio María de Hostos y de otros próceres puertorriqueños, cubanos y dominicanos cuyo ideario de solidaridad y unión caribeña alumbró nuestra historia común.
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