Me parece equivocada y falta de méritos la solicitud de la defensa para que se inhiba el juez en el caso del hombre acusado de arrollar a los corredores. El mero hecho de que el magistrado conozca, sea amigo o pariente de un vecino del acusado no debe ser fundamento para pedir su inhibición. Ello, de por sí, no pone en entredicho la capacidad del juez para juzgar la causa imparcialmente. Aceptar la razón aludida como válida en este contexto sería sentar un precedente absurdo, sobre todo en un país pequeño y sobrepoblado como el nuestro, donde la probabilidad de que se den situaciones como ésta es muy alta.
Las causas legítimas de inhibición judicial están relacionadas con indicios claros de «pasión, prejuicio y parcialidad» o que puedan «razonablemente arrojar dudas sobre su imparcialidad...o minar la confianza pública en el sistema de justicia». Francamente, no creo que alguien pretenda que en un caso como el presente el juez se inhiba. Excepto los abogados de defensa, quienes ya lograron la inhibición de la jueza que intervino originalmente en el caso. En esa situación sí había causa para ello, pues la jueza admitió que conocía a una testigo en el caso, vínculo demasiado cercano con un participante directo en el proceso.
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