miércoles, 8 de agosto de 2012
Para que descansen en paz
Obama acaba de firmar una ley que regula las protestas en los funerales militares. La cuestión -- un tanto insólita -- surgió por una campaña de un «reverendo» que, junto a su feligresía, acostumbra manifestarse en estos sepelios, anunciando que esas muertes son el castigo divino por la tolerancia de la homosexualidad en el país y la milicia. Dejando al lado el evidente desquicie con raíces bíblicas del «pastor», la praxis constitucional norteamericana ha validado este desafuero como un ejercicio legítimo del derecho a la libre expresión. Ello entonces ha obligado al Poder Ejecutivo a, respetando la norma constitucional, resguardar el decoro y la dignidad del acto fúnebre. Por eso, la ley dispone una distancia de 300 pies para los manifestantes y dos horas antes o después del entierro para llevar a cabo un acto de evidente mal gusto y falta de sensibilidad.
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